Tragedia de los Gendarmes

14 de diciembre de 2015

El 14 de diciembre de 2015, 43 gendarmes que pertenecían al Destacamento Móvil 5, al Escuadrón 59 y a la Agrupación XVII de Gendarmería Nacional en Santiago del Estero caen de un puente perdiendo la vida mientras son trasladados. Este hecho marcó la peor tragedia de esa fuerza en cumplimiento del deber.

Seis días antes, el 8 de diciembre Hugo Ariel De Oliveira había conducido el colectivo n°08017 y advirtió que no podía circular a más de 80 kilómetros por hora, porque perdía estabilidad debido a que las cubiertas estaban deformadas, por lo que avisó al encargado de la División Motorizada, el suboficial mayor Ricardo Ernesto Villasanti. Días después, Osvaldo Esteban Cenic lo había manejado, desde Santa Fe a Santiago del Estero, y cuando se lo entregaron en aquella provincia le habían advertido que le faltaba balanceo y "tenía las cubiertas gastadas", uno de los que le avisó fue el chofer Oscar Daniel Manrique. Cenic confirmó estas fallas al conducirlo y le transmitió al suboficial mayor Ricardo Ernesto Villasanti que el colectivo necesitaba mantenimiento.

El Ministerio de Seguridad de la Nación, dispone desplazar a un grupo de gendarmes del destacamento móvil 5 de Santiago del Estero para Jujuy a reforzar posibles protestas sociales de la provincia. Antes de salir, se habían asignado como conductores del vehículo n°08017, a Hugo Ariel De Oliveira y a Osvaldo Esteban Cenic, pero debido a las fallas experimentadas por ambos, se negaron a conducirlo. Frente a las negativas, se termina asignando como conductor del vehículo n°08017, Mercedes Benz, al sargento primero Orlando Díaz con el cabo primero Oscar Manrique de acompañante (éste último fue quien le advirtió a Osvaldo Esteban Cenic sobre el mal estado del vehículo días atrás).

Finalmente, el domingo 13 de diciembre de 2015 a las 23, sale un convoy con 3 colectivos hacia Jujuy. A las 2 de la mañana del lunes 14 de diciembre, mientras circulaba por la Ruta Nacional 34, a la altura del kilómetro 956, a pocos kilómetros de la localidad salteña de Rosario de la Frontera, el colectivo n°08017, ingresa al puente del río Balboa donde revienta el neumático delantero del lado derecho perdiendo el control del vehículo y tras hacer unos zig zag sacando chispas con la llanta, choca contra el guardarrail del puente y cae unos 18 o 20 metros a un costado del río en medio de la oscuridad.



El micro transportaba a 50 gendarmes de los cuales se logró rescatar con vida a 7 que terminaron heridos de distinta gravedad, sin embargo 43 resultaron fallecidos. Uno de esos 43, era Ricardo Emilio Villasanti, hijo del suboficial mayor Ricardo Ernesto Villasanti quien recibió la advertencia de los conductores días previos al hecho. Estos conductores se encontraban en el micro de atrás, conduciendo Hugo Ariel De Oliveira y Osvaldo Esteban Cenic de acompañante. Ambos vieron lo ocurrido y testificaron al respecto.

Por aquel entonces Gendarmería estaba exceptuada de realizar la verificación técnica vehicular sobre sus transportes. En el proceso se determinó que los neumáticos delanteros tenían recorridos más de 88 mil kilómetros, habían sido cambiados el 30 agosto de 2012. Y recién después de esta tragedia la fuerza comenzó a hacer la verificación técnica de sus vehículos.

Los que se consideran responsables por los delitos de estrago doloso son:

  • el jefe del Destacamento Móvil 5, comandante mayor Elio Rafael Méndez

  • el segundo jefe de ese Destacamento, comandante principal Ramón Antonio Maidana

  • el jefe de personal (la columna que marchaba a Jujuy), comandante principal Juan Carlos Bordón

  • el jefe de la División Motorizada, suboficial mayor Ricardo Ernesto Villasanti (cuyo hijo, Ricardo Emilio Villasanti, falleció en el hecho)

  • el jefe del Área Logística, comandante Juan Carlos Germán.


Como consecuencia del siniestro fallecieron Emilio Matías Torrez, Cosme Alejandro Yañez, Víctor Daniel Ruiz Díaz, Sergio Roberto Gallardo, Mauro Alexis Agonil, Jorge Ramírez Sena, Alejandro Javier Frías, Edgardo Raúl Pereyra, Adolfo Adrián López, Sergio Ariel Baricheval, Fabián Ignacio Martínez, Oscar Alfredo Aguilar, Mario Alejandro Barcos, Javier Ernesto Centeno, Mariano Alejandro Rodríguez, Ernesto Rodolfo Brugger, Claudio Patricio Gómez, Franco Martín Alderete, Ignacio Nicolás Giménez, Diego Argentino Núñez, Enzo Iván Costilla, Daniel Alejandro Llanos, César Antonio Garay, Víctor Hugo Cuesta, Luis Gabriel Vera, Félix Levi Ahumada, Hernán Manuel Zarate, Ricardo Emilio Villasanti, Rodolfo Sánchez Fernández, Matías Javier Gómez, Selva Rosario Florentín, Silvia Beatriz Hidalgo, Marcos Esteban Suárez, Elisandro Stanechuk, Fernando Javier Ferreyra, Eugenio Ricardo Pineda, Juan Carlos Guerrero, Rodrigo Emanuel Costa, Guillermo Federico Guitian, Avelino Orlando Díaz, Roberto Oscar Delgado, Oscar Daniel Manrique y José Luis Jaldín Villarroel.

En tanto fueron rescatados y lograron sobrevivir Mario Rafael Cáceres, Franco Eduardo Delgado, Hugo Hernán Sanabria, Emanuel Corbalán, Juan Jorge Alberto Fernández, Sergio Lizondo y Alfredo Fabián Rojas .


Si reflexionamos sobre esta tragedia podemos encontrar muchas vetas para encarar...

La que es más obvia, es que la seguridad empieza mucho antes de salir a la calle con el mantenimiento preventivo. No hay que llegar a que sea tan obvio para hacer el mantenimiento indicado, sino hay que hacerlo según lo indica el fabricante.

Ignorar el mantenimiento preventivo, es ignorar la seguridad vial, y en la seguridad no está implicado sólo uno mismo, también se encuentran el resto de los usuarios de la vía. Esto es que ignorando la seguridad vial de los micros, no sólo ponía en peligro a los gendarmes que están bajo su responsabilidad, también se puso en peligro a los civiles que transitaban por esa ruta en ese momento. Por suerte no había otro vehículo cruzando el puente de la mano contraria. Esto debe llevar a los legisladores a reflexionar que cualquier vehículo que transita por la vía pública debe seguir las mismas leyes que los civiles. En este caso, no sólo el micro debería tener la VTV hecha, también el conductor debería tener la licencia correspondiente y el vehículo homologado para transportar personas (cosa que no se habla).

Todas estas advertencias, fueron ignoradas por el mismo suboficial mayor jefe de la División Motorizada, quien de haberlas percibido, no hubiera puesto en ese micro a su propio hijo. Esto marca una real negligencia por parte del suboficial mayor, lo que le transfiere la responsabilidad al que lo pone a cargo.

Otro tema que para mí no es menor, son los dos conductores que se negaron a manejar por la peligrosidad que implicaba el vehículo. Es evidente que ambos tuvieron que vencer cierta presión para poder sortear su conducción, sin embargo, permitieron que otros lo hagan en su lugar y como consecuencia de ellos, tuvieron la desgracia de ser los espectadores de primera butaca de la tragedia y pudieron quedar implicados de manera más activa en el accidente.

Algo que muchos pasan por alto, al punto tal que no es llamado a declarar, es que hay una responsabilidad en el que diseñó o en el que construyó la ruta, por el simple hecho que el guardarrail no cumplió su cometido. El guardarrail en un puente no es una baranda decorativa que embellece al puente, sino que es un elemento de seguridad que impide que los vehículos caigan por el puente. El micro choca con el guardarrail y no lo detiene por lo que no cumple su función. Se puede argumentar que el guardarrail está pensado solo para vehículos particulares, sin embargo la ruta nacional estaba habilitada para todo tipo de vehículos y eso incluye que los sistemas de seguridad deberían estar pensado para todo tipo de vehículos. Desde este punto de vista se puede observar que la causa del accidente es la falta de mantenimiento del vehículo, pero la fatalidad del mismo ocurre por la falta de funcionalidad del guardarrail, ya que de haber funcionado sólo se habrían quedado varados en el medio del puente sin lamentar fatalidades.

Finalmente, el sistema judicial es algo que también se debe cuestionar. No dudo que un debido proceso justo y expeditivo sea algo muy complicado, pero que pasen 6 años y todavía no se pueda dictaminar, es algo que marca que si bien la sentencia puede ser justa, no llega a tiempo y las cosas bien hechas son en tiempo y en forma... ambas a la vez.

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